¿Por qué hablo de delicadeza? Empezamos el año y puede ser que hayas pensado unos buenos propósitos. Esto suena fácil: «Este año por fin acabaré…» o «De una vez me pondré a hacer ejercicio regular…» o «Pondré orden a…» Pero si te lo estás proponiendo, no debe de ser tan fácil. Hay obstáculos reales y pesados que te lo han impedido hasta ahora. Ante las dificultades, ¿cómo tratas a la parte de ti más frágil? ¿Cómo le hablas?
El coaching y el análisis transaccional nos han mostrado un secreto simple para superar los obstáculos: no se trata de usar la dureza y exigirte más; justamente, hay que hacer lo contrario: hablarte con más suavidad, comprender mejor aquello que te impide conseguir lo que realmente quieres. Convertirte en alguien sabio que te entrena con delicadeza.
Ya hemos hablado de la parte infantil, el «Niño» o la «Niña», que todos llevamos dentro, desde que se formó nuestra personalidad; nos la podemos imaginar como un conjunto de redes de neuronas muy antiguas que se activaban en nuestro cerebro cuando teníamos un cerebrito como el de un ratón. Cuando en el presente nos encontramos ante una dificultad real, o impuesta por nuestra auto-exigencia, nuestra mente y nuestro cerebro empiezan a funcionar en «modo infantil», como funcionaba ante los retos de los primeros años de vida. Y si no crecimos en un entorno lo bastante seguro, si hubo traumas, o nos exigieron más de lo que podíamos hacer, el Niño o la Niña colapsa.
Por eso hay que hablarle delicadamente, con comprensión y empatía: «¿Qué es lo que de verdad quieres?» «¿Dónde está la luz al final del túnel?» «¿Qué te ayudaría?» «¿Qué recorrido sería posible, teniendo en cuenta donde estás ahora?» «¿Quién te podría acompañar sin juzgarte?» «¿Qué necesitas exactamente?» «Iremos despacio, tómate tu tiempo, e iremos apartando las piedras del camino».
En las sesiones de Coaching Sistémico Transaccional hacemos esto; también lo puedes aprender a hacer con una formación de Self Coaching on line, o con un curso presencial de Escritura terapéutica. Busco maneras de compartir lo que he aprendido a base de errores, por si te puedes ahorrar alguno.